DESDE BARCELONA.- La declaración del General Baduel contra la reforma constitucional propuesta por Chávez, ha sido contundente y le ha movido el piso político y electoral al gobierno. Sus razones expuestas para justificar el rechazo a la misma, ayudarán a los electores venezolanos a esclarecer sus conocimientos sobre ese adefesio chavista.

El hecho cierto de que esas críticas provengan del mundo militar le dan un valor moral, cualitativo y cuantitativo, a quienes hemos venido batallando contra esa reforma que deformaría el carácter democrático de nuestra sociedad. Además, la circunstancias de que el General Baduel venga de la intimidad chavista, no desmerita su posición que ha asumido y, más bien, estimulará a muchos a seguir hacia delante.

Como era de esperarse, el gobierno se volvió más nervioso de lo que está, arremetió contra él, con los epítetos acostumbrados que suele endilgar a quienes tienen la voluntad y la decisión de disentir de su conducta totalitaria. Pero creo, y ojalá no esté equivocado, el General Baduel no será un Arias Cárdenas cualquiera, así me lo indica su formación intelectual y castrense.

Pero lo cierto es que el deslinde del General en Jefe con Chávez, forma parte de ese desgaste continuo que está viviendo el chavismo y su régimen. Ayer fue el partido Podemos, hoy Baduel y es posible que vengan nuevos pronunciamientos. Por estas razones y otras más, es que el NO, según una encuesta que está en manos del gobierno, le está ganando al SI con 12 puntos de ventaja.

Además, hay algo de fondo que le impedirá a Chávez imponer su reforma comunista como es esa, de la enraizada cultura democrática del pueblo venezolano, también su tradición de ser gobernados por presidentes y gobiernos dignos, respetuosos, aptos y competentes.

Es evidente que este mes de noviembre se parece mucho al noviembre del año 1957, cuando el pueblo venezolano luchaba para quitarse de encima la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Un 21 de noviembre se produjo la huelga universitaria, más tarde se produjo el manifiesto de la Iglesia Católica con Monseñor Arias Blanco a la cabeza y cuando el dictador, acosado por la presión popular, decidió convocar el plebiscito, la unidad opositora llamó a la resistencia y así se produjo la caída del sátrapa.

Pero en honor a la verdad, Chávez nada hace para que este noviembre sea distinto al noviembre antes citado. Allí está su provocación al movimiento estudiantil, tratándolos como si fueran borregos, allí está el tratamiento irrespetuoso y grosero que le ha dado a la Iglesia Católica, allí está latente sus amenazas a los medios de comunicación social y la forma desconsiderada y vil como trata a sus adversarios e incluso a aliados que hasta ayer eran héroes de la revolución.

Es totalmente cierto, vivimos una etapa accidentada y triste de nuestra historia contemporánea. Un alucinado nos desgobierna, familias desintegradas por el odio chavista y un pueblo descreído ante tantos engaños, forman parte de la obra desintegradora del régimen.

Fuente: El Tiempo (Venezuela)